La marmita industrial es un equipamiento fundamental en grandes cocinas para colectividades –campamentos infantiles o juveniles, comedores de empresa, escuelas, universidades y colegios mayores, residencias de la tercera edad, etc…- y otros negocios de Hostelería.
Las marmitas u ollas a presión profesionales te permiten cocinar enormes cantidades de alimento de manera precisa, rápida y uniforme.
Estos equipamientos pueden funcionar a gas, con energía eléctrica o a vapor.
Entre sus prestaciones se encuentran los mezcladores, agitadores, capacidad de programación o elevación automática.
Hay marmitas fijas, basculantes o equipadas con y grifos de desagüe.
La Marmita
En esta sección encontrarás una cuidada selección de marmitas profesionales de alto rendimiento para restaurantes, comunidades, hoteles y otros negocios de Hostelería.
Algunos de estos productos forman parte de líneas modulares y se acoplan perfectamente a otros elementos de cocina -fogones, planchas, freidoras, barbacoas, etc...- para formar una cocina coherente y eficiente, de acuerdo al espacio disponible y a las necesidades específicas de tu negocio.
Marmitas industriales fabricadas con las marcas que ofrecen una mayor garantía de cara a los profesionales y, como siempre, a los mejores precios que vas a poder encontrar en el mercado.
La palabra “marmita”, que se utiliza coloquialmente como sinónimo de cazuela de grandes dimensiones o caldero, proviene del francés “marmite”, que significa "hipócrita".
En Francia recibió este nombre porque "escondía" lo que había en su interior. Podría decirse que fue la primera olla a presión de la historia.
La marmita tradicional fue presentada por el inventor y físico francés Denis Papin en 1.681 ante la Royal Society de Londres.
Su creador, que ha pasado a la Historia por sus trabajos sobre la utilización del vapor, la llamaba “digesteur” o digestor a vapor e incorporaba una válvula de seguridad que liberaba vapor al alcanzar una determinada presión.
Es la presión en el interior de la marmita la que levanta un tope, permitiendo que el vapor escape y manteniendo así una presión constante.
La marmita no comenzaría a popularizarse en las cocinas de todo el mundo hasta el siglo XX bajo el nombre de olla exprés, gracias a la patente presentada por el zaragozano José Alix Martínez en 1.919.
Tras un modesto éxito inicial, Martínez cedió después la patente al valenciano Camilo Bellvis Calatayud, quien en 1.925 lanzaba al mercado la Olla de Bellvis.
Esta sería la primera olla a presión lo suficientemente práctica como para convertirse en un éxito comercial y entrar en aproximadamente tres millones de cocinas domésticas, antes de que el mercado de marmitas creciera y se diversificara.
Aunque en el ámbito doméstico el término marmita se usa de modo genérico y referido habitualmente a cazuelas de grandes dimensiones o platos culinarios como el marmitako, en la cocina profesional una marmita es una olla a presión.
Este elemento culinario es un recipiente hermético que se utiliza para cocinar y que puede alcanzar en su interior presiones más altas que la atmosférica.
Cuando se aumenta la presión, aumenta también el punto de ebullición del agua.
Este comportamiento permite que en una olla a presión se pueda llevar la temperatura de ebullición por encima de los 100° C, llegando, aproximadamente, hasta unos 130° C.
La consecuencia es que los alimentos se cocinan hasta tres o cuatro veces más rápido que en una olla convencional.
El tipo de cocina equivalente sería el de la cocción lenta, muy adecuada para conservar el máximo de los nutrientes de los alimentos sin que se alteren.
En este sentido, la cocina a presión sería una cocción lenta realizada de forma muy rápida.
Por ejemplo, patatas de tamaño mediano quedan cocidas en solo cinco minutos y un pollo completo puede estarlo en menos de media hora.
Una reducción en los tiempos de cocina que hacen de la marmita una herramienta enormemente valiosa en cualquier cocina profesional.
Las ollas a presión de acero inoxidable presentan sobre las ollas convencionales una serie de importantes ventajas que pueden contribuir de modo apreciable a la rentabilidad de tu negocio de Hostelería:
Mientras que las ollas convencionales pueden tardar horas en concretar la cocción de una comida de cierta complicación -menestras, lentejas, cocidos, estofados o potajes, etc...- las ollas industriales a presión transforman ese tiempo de cocción en minutos.
Otra diferencia significativa entre las ollas a presión y las convencionales es la cantidad de energía consumida, directamente proporcional al tiempo de cocción.
Esta diferencia energética es aplicable tanto a las ollas de tipo eléctrico, como a las de gas, en el caso de que tu cocina use alguno de estos dos métodos de alimentación para funcionar.
Al disponer de un cierre hermético y debido a la acción del vapor que se genera en el interior de ollas a presión y que no sale al exterior hasta que se libera al final de la cocción, los sabores se preservan mucho mejor que en una olla convencional.
En el caso de los caldos o concentrados, las ollas a presión favorecen un sabor más intenso, manteniéndose en el interior del recipiente hasta el momento en el que el guiso se sirve en el plato. Lo mismo sucede con el aroma.
A la hora de decidirte en si adquirir o no una marmita, ten en cuenta esta serie de condicionantes:
Son máquinas de gran capacidad: desde 55 litros en el caso de la más pequeña hasta los 342 litros que alcanza el modelo de mayor tamaño.
Las marmitas de cocción del tipo eléctrico tienen un mayor coste de funcionamiento debido a que emplean una fuente de energía más cara que el gas.
También son algo más lentas a la hora de proporcionar el calor necesario para la cocción.
Sin embargo, al no tener que alcanzar temperaturas demasiado elevadas, –sólo necesita llegar al punto de ebullición, aunque éste sea más elevado que en condiciones de presión atmosférica normales- la diferencia en el tiempo de cocción se convierte en irrelevante.
Las que funcionan a gas proporcionan calor de forma más inmediata y un control más preciso del mismo a través de la llama.
Si se opta por una marmita a gas, es recomendable comprobar que la máquina incorpora las medidas de seguridad recomendadas para este tipo de maquinaria a gas:
Las marmitas a gas tienen siempre un coste más elevado que las eléctricas tanto en compra, como en instalación y mantenimiento.
Por el contrario, su gasto de consumo por kcal suele ser netamente inferior.
Una de las razones por las que pasaron siglos entre el nacimiento del invento de Denis Papin y su popularización como herramienta para cocinar fue la dificultad en encontrar un sistema de cierre práctico y seguro para mantener las condiciones de presión dentro de la marmita.
Por eso la tapa es uno de los aspectos destacados por los fabricantes en sus marmitas.
Todas las marcas ofrecen máxima fiabilidad y seguridad a través de sistemas como tapas equilibradas con muelles, que admiten un movimiento oscilante, o bisagras de gran robustez, para asegurar el equilibrio de la tapa en cualquier posición.
El modo de calentamiento de las marmitas puede ser:
Las de calentamiento indirecto vienen equipadas con elementos que calientan el agua entre la cámara y la cuba.
Se consigue así una difusión de temperatura más homogénea y se puede cocinar una mayor variedad de alimentos que con el calentamiento directo, apropiado sólo para la preparación de sopas y líquidos.
Dada la simplicidad de estos aparatos, son pocos los aspectos a los que debe prestarse atención desde el punto de vista de mantenimiento preventivo.
Uno de ellos es la limpieza de la marmita.
Es aconsejable limpiar diariamente las superficies de acero inoxidable con agua templada y detergente. Después deberás aclarar con agua fresca abundante y proceder al secado, especialmente del fondo de la cuba.
Con respecto la limpieza correcta de los elementos de acero inoxidable de tu marmita, debes tener en cuenta estos aspectos:
Debes tener un especial cuidado con el acero inoxidable que recubre tu marmita, debido a que hay tres motivos por los que puede romperse esa capa de acero y ocasionar la corrosión:
Para prevenir el óxido del acero inoxidable de la marmita a gas te ofrecemos una serie de útiles consejos:
Trata de que no sean del tipo abrasivo. Usa, por ejemplo, trapos suaves o fibra de plástico, que no dañan la capa de acero.
Si tuvieras que utilizar por necesidad fibras de acero inoxidable, realiza un movimiento suave, sin apretar y siempre en la misma dirección que las marcas del pulido de fábrica de la marmita.
Es recomendable que consultes siempre al fabricante o a un especialista, de modo que te recomiende limpiadores libres de cloruro.
Evita también el uso limpiadores que contengan sales de amonio cuaternario. Estos compuestos antimicrobianos, aparte de que también pueden dañar el acero inoxidable, suelen provocar marcas y óxido.
Lo ideal es que instales siempre un depósito o sistema descalcificador para suavizar el agua dura. Por otro lado, existen también ciertos filtros que sirven para retirar del agua determinados elementos desagradables y corrosivos.
Este Catálogo agrupa la información disponible sobre los productos que se distribuyen en España, según la facilitan sus respectivos fabricantes.
La información contenida en este catálogo incluye productos, modelos y características técnicas.
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